Fragmento
«(…) me contó el siguiente cuento. Gira en torno a cierta transmisión ancestral y se titula «Una ramita, dos ramitas». – Así actúan los viejos reyes africanos, me dijo en un susurro.
En el cuento, un anciano se está muriendo y convoca en torno a sí a los suyos. A cada uno de sus muchos hijos, esposas y parientes y le entrega una corta y resistente ramita.- Romped la ramita, les ordena. Con cierto esfuerzo, todos rompen la ramita por la mitad.- Eso es lo que ocurre cuando un alma está sola y no tiene a nadie. Se rompe fácilmente.Después el viejo les dio a cada uno de sus parientes otra ramita y les dijo: – Así me gustaría que vivierais cuando yo haya muerto. Reunid todas las ramitas en haces de dos y de tres. Y ahora, quebrad los haces por la mitad.
Nadie puede quebrar las ramitas cuando forman un haz de dos o tres. El viejo me miró sonriendo. «Somos fuertes cuando estamos con otra alma. Cuando estamos unidos a los demás, no nos pueden romper.»
El poder de dos
Mujeres que corren con los lobos
Clarissa Pinkola Estés