¿Existe la suerte? primera conexión

¿existe la suerte?



Tengo un amigo. Ese amigo tiene otros amigos. Esos otros amigos tienen un restaurant. El restaurant solía estar en el puesto número uno del ranking gastronómico de la zona. Pero últimamente baja y sube de posición todo el tiempo. Cómo a veces cae más de lo que trepa, todos, mi amigo y sus amigos, están preocupados. Porque se ocupan de mantener un alto standard de calidad y siempre están buscando oportunidades de mejora. Sin embargo, este descenso se debe, generalmente, a comentarios negativos en la web sobre situaciones que nunca formaron parte del mundo real. ¿sería muy mal pensado imaginar que tal vez alguien de la competencia se esté beneficiando con esto?

A mi me preocupa su constante preocupación. Me parece que es importante focalizar en las decisiones. Pensando la situación mis neuronas conectaron con unas ideas guardadas de unos libros leídos hace tiempo. El título del post coincide con el del primer libro. Espero que me perdonen las falsas expectativas porque el texto no responde a la pregunta. 

Conexión número 1  

Comparto parte del capítulo 3 sobre la diferencia entre el ruido y la información de «¿Existe la suerte?» el libro de Nassim Nicholas Taleb que despertó mi curiosidad desde el primer momento en que me enteré de su existencia. 

«He reflexionado largo y tendido sobre cómo explicar con la menor matemática posible la diferencia entre ruido y significado, y cómo mostrar por qué es importante la escala temporal para juzgar un acontecimiento histórico. El simulador Montecarlo puede permitirnos alcanzar esa intuición. Vamos a partir de un ejemplo prestado del mundo de la inversión, porque se puede explicar con relativa facilidad, pero el concepto se puede utilizar en cualquier aplicación.
Vamos a crear un dentista felizmente jubilado, que vive en una agradable y soleada ciudad. Sabemos, a priori, que es un excelente inversor, y que se espera que obtenga un rendimiento un 15% superior al de las Letras del Tesoro, con una tasa de error del 10% anual (lo que denominamos volatilidad). Significa que de 100 trayectorias muestrales, esperamos que casi 68 se encuentren en el intervalo de más, menos 10% en torno a un rendimiento  un 15% superior, es decir, entre un 5% y un 25% más (para ser técnicos, la distribución normal campaniforme tiene un 68% de todas las observaciones que están a -1 y 1 desviaciones estándar.) También significa que 95 trayectorias muestrales estarán entre -5% y 35%.
Evidentemente, estamos ante una situación muy optimista. El dentista se construye en su ático un bonito despacho, con la intención de pasar todos los días laborales ahí observando el mercado mientras da sorbitos de un capuchino descafeinado. Tiene un carácter aventurero, por lo que encuentra que esta actividad es más atractiva que perforar muelas de pequeñas viejas amedrentadas de Park Avenue.
Se suscribe a un servicio de Internet que le provee precios al segundo, que ahora se pueden obtener por menos de lo que paga por su café. Inserta su inventario de títulos en su hoja de cálculo y puede así controlar instantáneamente el valor de su carrera especulativa. Estamos viviendo en la época que se dice de la conectividad.
Un rendimiento del 15% con una volatilidad (o incertidumbre) del 10% al año se traduce en una probabilidad de éxito del 93% un año cualquiera. Pero se si ve en una escala temporal reducida, esto se traduce en una probabilidad de un mero 50,02% de éxito en un segundo cualquiera, como se muestra en la tabla 3.1. En un incremento temporal muy reducido, la observación resultará muy cercana a la nada. Sin embargo, la intuición del dentista no le dice eso. Al ser sensible, siente una punzada con cada pérdida que se muestra en color rojo en su pantalla. Siente cierto placer cuando el rendimiento es positivo, pero no en una cuantía equivalente al dolor que experimenta cuando el rendimiento es negativo
 
Tabla 3.1 Probabilidad de ganar dinero a distancia escala
      Escala              Probabilidad
1 año                    93%
1 trimestre           77%
1 mes                   67%
1 día                     54%
   1 hora                   51,3%
     1 minuto               50,17%
     1 segundo             50,02%


Al final de cada día el dentista se siente emocionalmente agotado. El examen minuto a minuto de su rendimiento significa que cada día (suponiendo ocho horas al día) tendrá 241 minutos de placer frente a 239 minutos desagradables. Esto asciende a 60.688 y 60.271, respectivamente, al año. Ahora bien, observe que si el dolor del minuto desagradable es mayor que el placer del minuto agradable, el dentista está incurriendo en un elevado déficit cuando analiza su rendimiento con una frecuencia elevada.
Analice la situación en la que el dentista examina su cartera tan sólo cuando recibe el extracto mensual de su Agencia de Cambio y Bolsa, Puesto que el 67% de los meses estará en positivo, sólo incurre en cuatro punzadas de dolor al año y disfruta de ocho experiencias que levantan el ánimo, Es el mismo dentista aplicando la misma estrategia. Ahora analice el caso de este dentista cuando sólo mira el rendimiento una vez al año. Durante los próximos 20 años que espera vivir, ¡tendrá 19 sorpresas agradables por sólo una desagradable!
(…) Viéndolo desde otro prisma, si tomamos el cociente del ruido sobre lo que llamamos no ruido (es decir, columna izquierda/columna derecha), que tenemos aquí el privilegio de analizar cuantitativamente, entonces tenemos lo siguiente. A lo largo de un año observamos aproximadamente 0,7 partes de ruido por cada parte de rendimiento. A lo largo de un mes, observamos aproximadamente 2,32 partes de ruido por cada parte de rendimiento y, a lo largo de un segundo, 1.796 partes de ruido por cada parte de rendimiento.
Unas pocas conclusiones
1. En un breve incremento de tiempo, uno observa la variabilidad de la cartera, no los rendimientos. En otras palabras, uno observa la varianza, poco más. Siempre intento recordar que lo que se observa es, en el mejor de los casos, una combinación de varianza y rendimientos, no sólo rendimientos (pero a mis emociones no les importa lo que me diga a mí mismo).
2. Nuestras emociones no están diseñadas para comprender las cosas. Al dentista le iba mejor cuando observaba extractos mensuales en vez de extractos más frecuentes. Tal vez sería todavía mejor que se limitara a extractos anuales (…)

(…) Independientemente de lo que diga la gente, una punzada negativa no se compensa con una positiva (algunos psicólogos estiman que el efecto negativo de la pérdida media es hasta 2,5 veces mayor que el de un resultado positivo); generará un déficit emocional. (…)

Observe también la implicación de que la riqueza no cuenta tanto para el bienestar de uno como el camino que se utiliza para alcanzarla.

 
Otros fragmentos interesantes del libro 
«Evidentemente, la calidad de una decisión no puede juzgarse únicamente en función de su resultado, pero este matiz sólo parece expresado por los que fracasan (los que tienen éxito atribuyen el mismo a la calidad de su decisión)»  Cap 2, pág 27 (Editorial Thomson)
 

«(…) en ciertas ocasiones no aprendemos de nuestra propia historia. Varias ramas de la investigación se han dedicado a analizar nuestra incapacidad de aprender de nuestras propias reacciones ante acontecimientos pasados: por ejemplo, la gente no consigue aprender que sus reacciones emocionales a experiencias pasadas (positivas o negativas) no durarán mucho tiempo: y, sin embargo, mantienen continuamente la idea sesgada de que la compra de un objeto les dará una felicidad duradera, posiblemente permanente, o que un contratiempo provocará una grave y prolongada aflicción (cuando en el pasado contratiempos parecidos no les afectaron durante mucho tiempo y la felicidad de una compra duró poco tiempo)»  Cap 3, pág 53
 
Sobre el autor 
Según la contratapa del libro, Nassim Nicholas Taleb es un ensayista al que le preocupan fundamentalmente los problemas de la incertidumbre y del conocimiento. Los intereses de Taleb se encuentran en el punto de intersección de la filosofía, las matemáticas, las finanzas, la literatura y las ciencias cognitivas, pero ha conseguido mantener los pies en la tierra gracias a una ininterrumpida carrera profesional de dos décadas como matemático en la intermediación bursátil. Especializado en los riesgos de los sucesos raros imprevistos (los «cisnes negros»), ha ostentado cargos ejecutivos en la intermediación bursátil en Nueva York y Londres antes de fundar Empirica LLC, una agencia de intermediación bursátil y un laboratorio de investigación de riesgo.
 

Taleb es un fellow en el Courant Institute of Mathematical Sciences de la Universidad de Nueva York donde ha impartido docencia desde 1999 sobre el fracaso de los modelos. Entre sus títulos universitarios cabe destacar un MBA de la Wharton School y una tesis doctoral en la Universidad de Paris-Dauphine.


Conexión número 2

También me vino a la mente «Lo que sucedió a un honrado labrador con su hijo» del Conde Lucanor  «Por miedo de las críticas, no dejéis de hacer lo que más conveniente os pareciere ser

2 comentarios de “¿Existe la suerte? primera conexión”

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