Fragmento
«Querido señor Kappus, tampoco debe alarmarse cuando una tristeza se levante ante usted, aunque sea tan grande como nunca ha visto; cuando una intranquilidad pase como luz o sombra de nubes sobre sus manos y sobre todo su quehacer. Debe pensar que algo sucede en usted, que la vida no lo ha olvidado y que lo tiene en sus manos. Ella no lo abandonará.
¿Por qué quiere excluir de su vida una inquietud, un dolor, una melancolía, no obstante ignorar cómo trabajan en usted esos estados de ánimo? Por qué lacerarse con la pregunta: ¿de dónde puede provenir todo eso y a dónde quiere ir? Usted bien sabe que se encuentra en evolución y que nada desea tanto como transformarse. Si alguno de sus procesos es enfermizo, piense que la enfermedad es el medio por el cual un organismo se libera de lo que le es ajeno. Entonces, es preciso ayudarlo a estar enfermo, a sufrir íntegramente su padecimiento y a hacer que este irrumpa, pues constituye su progreso. (…)»
Carta VIII
Cartas a un joven poeta de Rainer María Rilke