Al este del Edén – John Steinbeck

Fragmentos

 

«Cuando un niño comprende por primera vez a los adultos -es decir, cuando se abre paso por primera vez en su grave cabecita la idea de que los adultos no están dotados de una inteligencia divina, de que sus juicios no son siempre acertados, ni su pensamiento infalible, ni sus sentencias justas, su mundo se desmorona y la desolación se apodera de él. Los dioses han caído y ha desaparecido toda seguridad. Y además no caen un poquito, no, se destrozan y se hacen añicos, o bien se hunden en las profundidades del estiércol. Es una tarea fatigosa reconstruirlos; ya no vuelven a brillar jamás con su antiguo resplandor. Y el mundo infantil ya no vuelve a ser jamás un mundo seguro. Es una manera muy dolorosa de crecer.» (página 23)
«El hombre que pierde sus brazos en un accidente tiene que luchar para acostumbrarse a esa carencia, pero quien ha nacido sin ellos sólo sufre debido a la actitud de los que lo encuentran distinto; como nunca ha tenido brazos, no puede echarlos de menos. A veces, en la infancia, imaginamos cómo sería el poseer alas, pero no hay razón para suponer que nuestra sensación coincida con la de los pájaros. No, para un monstruo lo monstruoso es lo ordinario, ya que cada uno se considera a sí mismo normal. Para quien lleva un monstruo dentro de sí, ello debe de ser aún lo más tenebroso, ya que carece de signos vitales que le permitan establecer comparaciones con los demás. El que ha nacido desalmado considerará ridículo a cualquier ser atento al dictado de su conciencia. Para un delincuente, la honradez es de tontos. No debemos olvidar que un monstruo sólo es una variante y que, según su parecer, lo monstruoso es normal.» (página 76)

«(…) Era muy lista. Dijo la mejor mentira de todas: la verdad.» (página 226)

«- A mí también me sorprendió que fuese capaz de hacerlo. Liza jamás lo creerá, así que nunca se lo contaré. Una verdad a la que no se da crédito nos hiere mucho más que una mentira. Requiere un gran valor respaldar una verdad inaceptable para nuestra época; conlleva siempre un castigo, que suele ser la crucifixión. Yo no tengo suficiente valor para ello.» (página 263)

«-Ninguna historia nos afecta ni lo hará a menos que creamos en ella (…)» (página 267)

«-¿Se enorgullece usted de su herida?- preguntó Samuel -¿Cree que le hace parecer grande y trágico?
– No lo sé-
– Pues piense en ello- Tal vez esté representando un papel en un gran escenario, sin otro público que usted mismo.» (página 292)

(sobre la historia de Caín y Abel)
«(…) Creo que es la historia más conocida del mundo, porque es la historia de todos. Creo también que esta historia simboliza el alma humana. Lo explicaré a mi manera y les ruego que no me interrumpan si no soy lo suficientemente claro. El mayor terror que puede padecer un niño es no sentirse amado, y el rechazo constituye para él un verdadero infierno. Creo que todo el mundo, en mayor o en menor grado, ha experimentado esta sensación. Y con ella viene la ira, y tras la ira el crimen, sea cual sea, como venganza por el abandono, y tras el crimen la culpa; ésta es la historia de la Humanidad. Yo creo que si esa sensación de abandono pudiese ser amputada, los hombres no sería lo que son. Puede que hubiera muchos menos locos, y seguro que no habría tantas cárceles. Eso es el comienzo de todo. Un niño, al sentirse rechazado por aquel que ama, da puntapiés al gato, y oculta su culpa secreta; y otro roba para que el dinero le devuelva el amor negado; y un tercero conquista el mundo…, pero siempre encontraremos la culpa, la venganza, y más culpa. El hombre es el único animal culpable. Si embargo pienso que esta vieja y terrible historia es importante, porque constituye un mapa del alma, del alma secreta, rechazada y culpable. (…)»
(página 269)

«Pues esa historia me causó una impresión muy profunda, y la releí palabra por palabra. Cuanto más pensaba en ella, más interesante me parecía. Luego me puse a comprar traducciones que poseemos y son muy similares. Pero había un pasaje que me preocupó mucho. En la versión del rey Jacobo, cuando Jehová le pregunta a Cain por qué está irritado, pone «Y Jehová dijo; Si obraras bien, ¿no serías aceptado? Y si obraras mal, ¿Estará el pecado a la puerta? Y él siente apego por ti, y tú le dominarás a él.» Fue ese «tú le dominarás», lo que me sorprendió, porque parecía una promesa de que Cain podía dominar el pecado.
-Y sus descendientes no lo hicieron por completo- dijo Samuel, asintiendo.
-Luego cayó en mis manos un ejemplar de la edición popular americana de la Biblia. Entonces era muy reciente. Y este pasaje era muy diferente. Decía: «Gobiérnale a él», lo cual es muy distinto. No es ya una promesa, sino una orden. Empecé a darle vueltas, preguntándome cuál debía ser la palabra original que había dado estas versiones tan diferentes. (…)
-Yo sometí respetuosamente mi problema a uno de esos sabios, les leí la historia y les pregunté que conclusión sacaban de ella. (…) Contrataron a un rabino muy culto. Se aplicaron en el estudio, como si fuesen niños.  (…) ¡Oh, eran unos perfeccionistas! Y penetraron hasta las raíces de la cuestión. (…)
A mis viejos amigos les pareció también que las palabras «tú le dominarás» y «gobiérnale a él» eran muy importantes. Y he aquí el oro extraído como resultado de nuestras excavaciones: «tú podrás dominarlo» «Tú podrás dominar el pecado». (…)
La traducción popular americana ordena a los hombres a triunfar sobre el pecado, y llamáis al pecado ignorancia. La versión del rey Jacobo contiene una promesa en «tú le dominarás», queriendo significar que los hombres triunfarán seguramente sobre el pecado. Pero la palabra hebrea, TIMSHEL, o sea, «TÚ PODRÁS», permite escoger. Acaso sea la palabra más importante del mundo, pues da a entender que el camino está abierto y plantea este acuciante problema: si dice «tu podrás» también podría decir «tu no podrás» (…)
(…) el «tú podrás» hace al hombre grande, lo pone al lado de los dioses, porque a pesar de su debilidad, de su cieno y de haber dado muerte a su hermano, todavía le queda la gran libertad de escoger. Puede escoger su camino, luchar para seguirlo y vencer.

Novela Al este del Edén de John Steinbeck

 

1 comentario de “Al este del Edén – John Steinbeck”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *