¡Barcelona llegamos!

Después de una semana de trámites y cálculos de cuándo hacer esos trámites, qué 72 horas antes de la llegada a España, que 48hs antes de volar, que los PCR y que los formularios, finalmente llegamos a Barcelona el 8 de mayo, 2021. Si querés detalles del viaje en pandemia lee este otro post.

En el vuelo KLM Buenos Aires – Ámsterdam que era el tramo más largo nos dieron de comer normalmente. La única diferencia fue que no preguntaban: pasta o poio. Entregaron pasta a todos y basta. ¿Menos interacción menos COVID?

El avión iba completo. Estábamos en fila de a tres. Era gracioso que el audio decía, mantenga la distancia, siempre que sea posible. ¿Dónde era posible?

Hacía dos años que no iba a ningún lado. El último viaje había sido el buceo en el Caribe en 2019. Ahora las ventanas del avión no tenían persianas, había un botón que oscurecía y aclaraba el vidrio.

En la revista del avión me llamó la atención una botella alemana que emite aroma para que creas que estás tomando algo rico cuando en realidad es agua o soda. ¿Habrá perfume Coca Cola? Ver página web.

En el aeropuerto de Ámsterdam teníamos cuatro horas de espera. Aproveché para ir a algunos negocios: electrónica, perfumería y librería. Me llamó la atención un formato de libros que no había visto nunca. Unos mini libros de Penguin Random House que se leen acostados. Deben medir 10 cm de ancho. Me parecieron muy simpáticos.

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Después tomamos un vuelo de 2 horas 15 minutos de Ámsterdam a Barcelona.

Estas son mis valijas. Mi mamá les tejió unas bufanditas de colores para que pueda identificarlas fácilmente y así fue. ¡Esto es la mitad de todo lo que llevamos! En total despachamos seis valijas, y subimos a la cabina dos carry-on y dos mochilas.

En Barcelona nos esperaba una van para llevarnos al departamento que alquilamos por Booking, que tenía cancelación sin cargo hasta el día anterior y que si no podíamos viajar solo debíamos pagar una sola noche de la reserva.

El chofer nos estaba esperando en el estacionamiento de las llegadas, que era debajo de donde estábamos. Teníamos que bajar en una cinta transportadora pero no se podía pasar con carritos. Teníamos las ocho valijas distribuidas en dos carros. Respiramos hondo. Agarré dos valijas, avancé en la cinta. M quedó atrás enviando las que faltaban y eso parecía un sketch de los tres chiflados porque las valijas del medio, por la inclinación, avanzaron hasta chocar con las que yo tenía. Una pena no tener el video, pero el problema era ese, ¡no teníamos manos! Por suerte vimos que al final de la cinta había un hombre con un cartel con nuestro nombre, así que empezamos a gritarle para que nos ayude. Liberé dos valijas, que atajó con cancha, me ocupé de las del medio.

Como en el aeropuerto había WIFI gratis pude contactarme con la persona que nos tenía que entregar la llave del departamento. Cuando llegamos ya nos estaba esperando. Las fotos del departamento eran muy lindas, la ubicación a 200m de la Av. Diagonal y del Paseo de Gracia era excelente, el único temita surgió cuando me llegó la reserva y decía: el edificio no cuenta con ascensor.

¿Que piso es? ¡Cuarto!

Cuarto de techos altos, hay que trepar escaleras como si fuera un sexto piso. M y el señor de la inmobiliaria sacaron músculos subiendo las valijas. Yo llevé solo mi mochila y llegué con la lengua afuera. Pero el departamento es precioso y está muy bien equipado con lavarropas, lavavajillas, cocina-comedor, dos cuartos y dos balcones, uno a la calle y otro al pulmón de manzana.

Salí al super de media cuadra a buscar algo para tomar y algo para picar. Era un local chico y encontré yerba La Tranquera y Taragüí. M toma mate con esta yerba y a veces no conseguimos en Jumbo. En la parte de atrás está el modo de empleo.

Yo me compré el cereal Nestlé Fitness que como siempre. Glo-ba-li-za-ción.

¡Comienza la aventura!