¿Qué pensabas? que era fácil ir contra millones de años de evolución donde la prioridad siempre fue sobrevivir, es decir, respirar. Abajo del agua no se puede respirar. ¿Viste que aunque tenías el regulador puesto y no te alcanzaba el aire? por eso saliste, y ahora te sentís mal, ¿no? Por haberle insistido tanto a S que tenían que venir al Caribe, venir a la playa y hacer el curso de buzo independiente en aguas abiertas, el que costaba ochocientos dólares entre los dos y tomaba cuatro días. Sabías que bucear tiene protocolos estrictos porque de no seguir los procedimientos puede resultar fatal. ¿Y si te da un ataque de pánico? Porque si subis rápido: te explotan los pulmones o te estallan burbujas de nitrógeno. Si subís rápido, desde más de diez metros de profundidad, te-mo-rís.
Creiste que solo así, sintiendo que su vida estaba en peligro S iba a olvidarse de su trabajo tan estresante, ese del que no desconecta nunca. ¡No pensaste que tal vez tampoco era fácil para vos! ¿Qué pensabas?¿Que ibas a flotar en las profundidades marinas con música de Enya y los peces de colores cerca, a una distancia prudencial para verlos bien pero que no asusten? Obviamente eso no iba a pasar, eso solo pasa del otro lado de la pantalla y para que sepas realmente que se siente tenés que poder descender. Apenas metiste la cabeza debajo del agua saliste, no aguantaste ni cinco segundos y te volviste a la lancha con miedo y sabiendo que la cagaste, que ni consideraste la opción de ir a Ushuaia y que tiraste la plata porque no vas a poder sumergirte y respirar por un tubo.
Estas desencajada, la lancha se sacude, no toleras nada, ni el desayuno. Menos mal que no le tuviste que hacer limpiar al chico de la lancha, que bueno que apuntaste al agua. Ahora estás mal, estás mal por ineficiente al imaginar escenarios, por presionadora, por el fracaso de no poder cumplir una simple tarea como bajar agarrada de la soga del ancla, que hasta ese nene que parece de siete años hizo sin problemas. Todo esto vos. ¿Y él? ¿Qué tendrá para decir? Te aterra ¿no? ¿Qué querrá decir ese silencio inquebrantable que hubo de regreso a la isla?
Seguro que nada bueno.
Relato de autoficción, un cruce entre mi experiencia real y la ficción. Estoy tomando un taller de escritura creativa en Espacio dos puntos y este fue un ejercicio. ¡Tengo que seguir trabajando en la gestación del conflicto que tanto me cuesta!
1 comentario de “Buceo: expectativa vs. realidad”