Zagreb figura entre las últimas ciudades en todas las listas alfabéticas y ni figura en la lista de deseos de muchas personas que conozco. Sé que esto último puedo modificarlo con solo compartir algo de mi viaje.
Zagreb, «la ciudad con un millón de corazones» (así dice su slogan) pero para que sea más preciso debería decir «algunos enteros y otros con agujeritos.» Prueba de ello, el Museo de las relaciones rotas, una muestra temporal que empezó en 2006 y que luego de visitar 33 ciudades de 21 países finalmente se asentó en su lugar de origen en el 2010. Pensar que en mayo del 2011 estuvo en el Centro Cultural Recoleta, de la Ciudad de Buenos Aires.
Nuestras sociedades celebran bodas, funerales, graduaciones y otros hitos importantes en nuestras vidas pero no contamos con un reconocimiento formal para el fin de las relaciones importantes, pese a que se reconozca que son emocionalmente devastadoras.
El museo viene a cubrirnos esa necesidad. Nos ayuda a «soltar,» «dejar ir» eso que ya no es y que tanto nos abruma, a través de un ritual: la donación de los objetos asociados a esa relación que ya no existe.
Cada cosa está acompañada con su historia en croata y en inglés. Me acuerdo de un ciempiés de peluche de colores que le faltaban algunos miembros. Resulta que era una pareja a distancia que no se decidía donde establecerse. Iban alternando el lugar de los encuentros y acordaron que cada vez que se vieran le arrancarían una pata al peluche. Cuando ya no quedaran patas, es ahí donde vivirían juntos. A juzgar por la imagen no llegaron a determinar la efectividad del método planteado.
“¿Cómo terminar un amor? -¿Cómo, entonces termina? En suma, nadie -salvo los otros- sabe nunca nada de eso; una especie de inocencia oculta el fin de esta cosa concebida, afirmada, vivida según la eternidad. Sea lo que fuere del objeto amado, que desaparezca o pase a la región Amistad, de todas maneas, no lo veo desvanecerse: el amor que ha terminado se aleja hacia otro mundo a la manera de un navío espacial que cese de parpadear: el ser amado resonaba como un clamor y helo aquí de golpe apagado (el otro no desaparece jamás cuándo y cómo se lo espera). Este fenómeno resulta de una limitación del discurso amoroso: no puedo yo mismo (sujeto enamorado) construir hasta el fin mi historia de amor: no soy su poeta (el recitador) más que para el comienzo; el fin de esta historia, exactamente igual que mi propia muerte, pertenece a los otros: a ellos corresponde escribir la novela, relato exterior, mítico.”
Ya que escapa de nosotros el final del amor podemos hacer algo para poner fin al triste final. El museo recibe nuevas historias.
En la tienda de souvernirs había objetos divertidos. ¿Quién no necesitó alguna vez una goma para borrar malos recuerdos?
Imágenes de Zagreb
Me gustaron las callecitas de Zagreb, las mesas de bares y restaurantes en las veredas y la gente afuera pese al frío. Me pregunto porqué no tengo ninguna foto para ilustrar todo eso. En cambio, tengo estas fotos de Zagreb
Observación femenina
Me sentí un patito feo en Zagreb porque todas las mujeres parecían de catálogo de belleza. Esta foto fue tomada a las 7 de la mañana, es un bar del aeropuerto de Zagreb un día de semana. Así de elaborado era el maquillaje de la mayoría de las chicas que crucé durante mis tres días en la ciudad.
Pensé que eso de seguir a la manada me era muy ajeno pero debo reconocer que al segundo día, al menos, me puse un poco de rimmel.
Me faltaron días en Croacia, me quda Duvrovnik para el próximo viaje.
Booking.comInformación útil
Como llegar del aeropuerto de Zagreb a la ciudad, hay un shuttle a la terminal de ómnibus (30 kunas) un viaje de 30 minutos aproximadamente.
En el aeropuerto y en la estación de ómnibus hay una oficina de turismo. Son muy buenos los mapas y la folletería en diferentes idiomas. También se pueden descargar de la página
Para ir a la plaza principal se puede ir caminando o tomar el tranvía número6 enfrente de la terminal de ómnibus, cruzando la calle, un viaje de 10 minutos. Aunque también se puede ir caminando.
Se puede recorrer toda la ciudad caminando. Denominan parte alta a la parte vieja y parte baja a la zona moderna, tiene lógica por el relieve.
En la terminal de ónmibus se toma el bus para ir al Parque Nacional Plitvice que queda a dos horas y media de Zagreb. Bosque, lagos, cascadas ¡naturaleza! El pasaje cuesta 135 kunas ida y vuelta (noviembre 2015). Hay diferentes horarios para ir a la mañana y un horario para volver en la tarde (en temporada baja).
Un bus a Ljubljana, capital de Eslovenia tarda 3hs. y cuesta 87 kunas. Ese fue mi destino siguiente. Ver post
Puede asustar un poco el idioma croata pero todas las personas a las que le pregunté algo me respondieron en inglés sin problemas.
Booking.comEspero que les haya gustado e incluyan a Zagreb en su lista de destinos para conocer.
Página oficial de turismo de Croacia
1 comentario de “Viajar a Croacia – Zagreb y Parque Plitvice”